FUNDAMENTACIÓN

Es evidente que desde mediados del siglo XX, hasta nuestros días, se han obtenido importantes avances en el campo de la salud global, como enfoque novedoso para el abordaje de los principales problemas de salud pública que afecta a la población mundial, y en particular a la población latinoamericana y caribeña.
No obstante estos avances, los riesgos para la salud no están bien distribuidos en el mundo.  Esto se observa, de forma clara, cuando comparamos la situación de salud entre países, o entre grupos sociales al interior de los mismos.
Las injustas desigualdades en  salud   son  inaceptables desde la perspectiva de  la Declaración Universal de Derechos Humanos,  así como, desde el punto de vista de la justicia y la ética social, y representan uno de los mayores desafíos sanitarios en el mundo actual.
Es imposible pensar que estos desafíos deben quedar relegados exclusivamente a la responsabilidad del sector salud. Son diversos los poderosos intereses de otros actores globales que muchas veces entran en conflicto con los principales objetivos, programas y estrategias en salud global y desarrollo sostenible.
Existe un conjunto de situaciones, normas, decisiones y prácticas, que surgen de las interacciones políticas globales, que atraviesan todos los sectores y que afectan la salud.  Son los llamados riesgos globales en salud.
Ejemplos de estos riesgos,  que determinan e impactan el campo de la salud global, son algunas de las decisiones que se han tomado en los últimos tiempos en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio (OMC); las formas de hacer uso del poder por parte de grupos de países poderosos ante crisis financieras que afectan a otros de menor desarrollo relativo; el cambio climático; los flujos migratorios, incluyendo la migración de personal de salud;  las actividades de grandes corporaciones transnacionales; los problemas derivados de las políticas sobre seguridad alimentaria; las guerras y otros conflictos violentos; los tratados de libre comercio  de bienes y servicios que se diseñan entre EE.UU y la Unión Europea y entre un conjunto de países del pacífico.
En el marco de esta preocupante situación, los Estados Miembros de Naciones Unidas han aprobado, en septiembre 2015, una nueva Agenda de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2105-2030. Esta nueva agenda apunta a la implementación de planes de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, el fortalecimiento de la paz y el acceso a la justicia.
Es de suponer que esta nueva agenda contribuirá con efectividad al desarrollo sostenible en nuestros países, y al mejoramiento de la salud en el mundo, para lo cual hay de poner debida atención a los problemas de gobernanza global, y las asimetrías de poder económico y político, los cuales desafían y amenazan los esfuerzos globales del desarrollo.
La gobernanza global hoy en día no protege adecuadamente la salud pública. Muchas de los riesgos en salud global tienen su origen en cómo se organiza el mundo.
La gobernanza global para la salud también está atravesando un período de crisis. La capacidad de liderazgo y conducción de la Organización Mundial de la Salud (OMS), su cooperación técnica con los Estados Miembros, y la dinámica de relaciones con otros actores internacionales, pone en dudas la efectividad y eficacia del adecuado manejo de los problemas de salud global.
Los países latinoamericanos y caribeños están expuestos permanentemente a estos efectos. Analizar los riesgos globales y los procesos de gobernanza global y de gobernanza global para la salud, en relación con la población de nuestra región, es un imperativo en el actual contexto de desafíos y expectativas para el desarrollo de las décadas futuras.
Son variados los problemas de salud global, derivados de las determinantes políticas y de la actual dinámica de relaciones entre la gobernanza global y la gobernanza global para la salud.
Uno de estos aspectos tiene que ver con las tecnologías en salud, asunto que está incidiendo permanentemente por decisiones globales sobre patentes y derechos de propiedad; intereses de corporaciones nacionales; crisis financieras de los países y aplicación de medidas de austeridad; manejo de la publicidad y el poder de los medios de comunicación; legislación global y sus interacciones con la legislación nacional y local, entre otros componentes.
Los adelantos tecnológicos están poniendo a prueba la efectividad y eficiencia de los Sistemas Nacionales de Salud en un mundo globalizado. Los  medicamentos, los dispositivos médicos y las tecnologías de información y comunicación, conforman un conjunto de elementos, entre otros, que desde el punto de vista sanitario, político, económico, social y cultural desafían, de  forma constante, los objetivos de la salud global.
En los últimos años se han incrementado las críticas respecto a la forma indiscriminada en que se emplean las tecnologías sanitarias, sus altos costos, la repercusión ética de su utilización en procedimientos diagnósticos y terapéuticos, las expectativas y deseos de los ciudadanos y las decisiones políticas que se aplican.
Es frecuente observar el dilema de los gobiernos cuando deben tomar decisiones sobre la adquisición e incorporación de determinadas tecnologías, en un ambiente de presencia fuerte de las supuestas bondades que nos traen las campañas publicitarias, las llamadas evidencias científicas y los costos que esto representa para países de escasos recursos.
Es por todo esto, que la red de instituciones que integran ALASAG han decidido que el lema del IV Congreso sea “Tecnologías, Riesgos Globales y Gobernanza en Salud: Desafíos y Respuestas desde América Latina¨.

Jerónimo Salguero 1441,
CABA, Argentina.
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